lunes, 9 de diciembre de 2013

Geografia: Edad media.

Ya a finales de la Edad Media aparecen las identidades nacionales no sólo como la tierra de los antepasados, sino con connotaciones territoriales y políticas, y de ahí surge la idea de “soberanía nacional” y un primitivo concepto de frontera. A mediados del siglo XIV la economía europea está en plena expansión, con un mercado hambriento de productos de lujo y, debido a la expansión turca, se abre la vía atlántica, con Portugal y España en unas inmejorables condiciones, por su experiencia marítima, para iniciar la aventura de los descubrimientos. Las motivaciones son de tipo muy diverso:
- Económicas, pues se buscan nuevas fuentes de riqueza, beneficios comerciales y energía barata en forma de mano de obra esclava. Las letras de cambio y otros métodos fiduciarios no habían alcanzado todavía un gran desarrollo y por eso había una importante demanda de oro, que se pretende buscar en el territorio africano, de donde se traían también esclavos. Se buscaban igualmente otros productos como azúcar, tintes, drogas, además de las ansiadas y codiciadas especias y condimentos.
- Políticas. España y Portugal conocían bien las disputas y enfrentamientos con los estados islámicos y temían como nadie la expansión de los musulmanes en África y del Imperio turco. En realidad, las expediciones a África vienen a ser una continuación de la Reconquista, en España impulsada por los Reyes Católicos y en Portugal por la dinastía de Avis, especialmente por Enrique el Navegante. 

- Sociales. Las personas que se embarcaban en estas expediciones lo hacían en su mayoría impulsadas por el posible aumento de su status social, sobre todo en el caso de los plebeyos. Portugal necesitaba además tierras de cultivo, porque la carencia de oro conllevaba devaluaciones monetarias, que desvalorizaban las rentas de la tierra, prácticamente la única fuente de ingresos de la nobleza. 

- Culturales. El Renacimiento impulsa a los humanistas al deseo de conocer el mundo y sus secretos, de encontrar textos antiguos y aprender de otras civilizaciones, así como a sentir el impulso de las ansias de aventura. 


- Religiosas. Se deseba alejar el peligro islámico, pero también ganar nuevos fieles y tierras para la religión cristiana. Hay en cierto modo un nuevo espíritu de conquista y de cruzada.


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